El consumo de tabaco es un problema de ámbito mundial: hay casi mil millones de hombres y 250 millones de mujeres que fuman en el planeta. Se calcula que cada día empiezan a fumar entre 82 mil y 99 mil jóvenes, según estimaciones de la Organización Mundial de las Salud; muchos de ellos son niños de menos de 10 años y la mayoría vive en países de ingresos bajos y medio.
Nuestro país tiene el índice más alto de tabaquismo escolar en mujeres a nivel mundial y la mayor prevalencia de consumo de tabaco en niños y jóvenes en Latinoamérica, comenzando a la edad de 13,2 años en mujeres y 13,3 años en varones. Según datos de la Seremi de Salud, el 25,1% de los alumnos fuma en octavo básico, cifra que se incrementa en cuarto medio, llegando a 47,8%.
La adolescencia es una etapa de la vida en la que las influencias del entorno juegan un papel fundamental en el desarrollo de los individuos. Los amigos y la familia son factores determinantes que influyen en la decisión de los adolescentes de empezar a fumar.
75% de los jóvenes fumadores tiene un amigo cercano con este hábito. A su vez, cuando el padre es fumador, 38,4% de los hijos también lo son. En cambio, cuando el padre no es fumador, el porcentaje de hijos fumadores baja al 30% y cuando la madre fuma las cifras se acentúan, llegando al 41% de hijos fumadores.
Es por esto que hacemos un llamado a los padres, que aprovechen este tiempo de cuarentena para conversar estos temas con sus hijos, ayudándoles a comprender las técnicas de manipulación de la industria del tabaco y sus consecuencias; y apoyándolos para que no caigan en las presiones sociales y estadísticas. Pero sobre todo, dando el ejemplo.